viernes, 3 de enero de 2014

Envolvente (II)

Tenemos miedo de deshacer el lazo, de quitar el envoltorio y descubrir que la caja está vacía, que no tenemos alma, que nuestros cuerpos no cobijan más que huesos, vísceras y sangre, que somos vainas huecas, muñecos de trapo, robots a los que un día se les acabará la pila. Pero nos equivocamos. Tratamos de ver algo que, por definición, es invisible y, cuando nuestros miopes ojos se enfrentan a la nada, no nos damos cuenta de que la hoja no está en blanco, sino que basta con un poco de vapor para hacer aflorar las palabras aparentemente inexistentes, las que explican todo lo inexplicable. Ten fe. Créeme. Aunque no lo percibas, hay algo eterno debajo de esta piel.

1 comentario:

Yeamon Kemp dijo...

Somos todopoderosos. Como dice Escohotado, sin duda estamos viviendo el momento más álgido en (casi) todos los sentidos de la historia de la humanidad. Pero ¿de qué sirve? Somos todopoderosos pero no somos capaces de echar un poco de vaho en la hoja para ver si tiene algo escrito; como mucho la lamemos. Y luego sonreímos con cara de idiotas triunfadores.