lunes, 8 de septiembre de 2014

Desequilibrios (IV)

Caer de canto, como una moneda desafiando las leyes de la estadística, negándose a tomar partido. Dejar que sea el tiempo quien decida nuestra suerte, ya que nosotros nunca acertamos a adivinar qué es lo que más nos conviene. Mantenernos firmemente suspendidos en este alambre agitado por tornados que desean vernos estrellados en el suelo. El equilibrio es imposible, canta tu gallego favorito, pero podemos pasarnos toda la vida balanceándonos en la indeterminación de un destino indefinido. Yo no quiero avanzar en busca de una meta. Tú no deseas correr tras ambiciosos objetivos. A ambos nos duele el vaivén de la marea y echamos de menos las caracolas que la resaca devuelve al fondo del océano. No sabemos qué buscamos y nos da más vértigo mirar arriba que hacia abajo. Volar nos parece más aterrador que precipitarnos en el vacío. Hasta que no las atravesemos no sabremos qué se oculta al otro lado de las nubes. A nuestros pies yace la NADA en la que chapotean las ratas que tratan de abandonar el barco. Tengo miedo de perderte. Tengo miedo de perderme.
 

 

2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

La probabilidad de que salga canto no es nula. Y sí, seguramente eso sea lo más parecido al equilibrio. Equilibrio inestable.

moonriver dijo...

Por supuesto que no es nula, pero es mucho menor y, además, es prácticamente imposible que la moneda se mantenga infinitamente en dicha posición.