lunes, 6 de octubre de 2014

De dioses y tumbas

La primera crisis deslizó a un lado la tapa del ataúd que custodiaba el cadáver de Pandora. La segunda crisis evaporó el olor a muerto, provocando náuseas a tu alrededor. La tercera crisis te convertirá en cazadora de gusanos carroñeros. Nunca conseguirás exterminar su especie, pero cada trofeo que te cobres aumentará las posibilidades de que tus palabras permanezcan incorruptas por los siglos de los siglos, amén. La eternidad es sólo la esperanza de que perdure el dolor de nuestra ausencia y el consuelo de la belleza de nuestras mejores imágenes lomográficas. Aunque no nos demos cuenta, las letras que bailan sobre nuestra tumba están torcidas y ninguna oración será capaz de enderezarlas.

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