lunes, 9 de febrero de 2015

Cataclismos (VI)

Tengo que provocar el cataclismo, hacer que todo se derrumbe, sepultarme bajo las toneladas de amianto que este cruel tejado ya no es capaz de sostener sobre las cabezas de los más desamparados. Tengo que trepar sobre los escombros, respirar el polvo de este aire apocalíptico, toser todos mis miedos, escupir mi desprecio sobre la montaña de desechos que se pudren bajo un sol que nunca ha perdonado a los cobardes. Tengo que huir de la escena del crimen, alejarme de los muertos que no deseaban sobrevivir, abandonar a los vivos que sólo saben llorar las desgracias que no quisieron evitar. Tengo que mirar al frente, nunca hacia atrás. Tengo que caminar sobre las tumbas de los héroes, desenterrar la memoria de los mártires, beber el valor de la sangre que derramaron para evitar lo inevitable. Tengo que abrir mis venas, verter los días que me quedan en el vano intento de construir castillos en el aire, disparar mis ideas a las nubes y cruzar los dedos para que, algún día, llueva la esperanza sobre esta tierra aniquilada. Tengo que navegar entre mis dudas para, como Descartes, poder regalaros una única certeza.

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