lunes, 8 de junio de 2015

Fantasmas (I)

Fantasmas dormidos, que despertarán si hacemos ruido. Así que calla y deslízate en silencio sobre mi piel, exorcizando el peso de las sábanas, hasta liberarme de las cadenas que lastran los espíritus que antes poseyeron mis caderas. Cierra los ojos. No permitas que te hipnoticen los espectros que nublan mi vista cuando floto a la deriva en el cuenco de tus manos. No hables o atraerás fuegos fatuos sobre la tumba de nuestros besos moribundos. Yo no quiero que esto acabe y, al mismo tiempo, sólo deseo que termine, porque no soporto la potencialidad de tu abandono ni el eco de un adiós sin estrenar. Así que caigo de rodillas y rezo a esta luna llena de nieve y papel, hasta que sólo tu ausencia habita mi cuerpo y el rumor de las lágrimas adormece mis párpados.

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