lunes, 15 de septiembre de 2008

Indianapolis



Desgraciadamente, la lluvia fue la principal protagonista de este Gran Premio. No obstante, entre diluvio universal y coletazos de huracán, se pudo ver algo de motociclismo y, encima, del bueno.

Para abrir boca, la carrera de 125 cc. Pol Espargaró salía, por segunda vez esta temporada, de la pole y amenazaba seriamente con lograr su primera victoria en el mundial. Efectivamente, Pol hizo una buena salida y pronto comenzó a distanciarse de sus perseguidores. En pocas vueltas se situó a dos segundos de un grupo de pilotos que pugnaban por la segunda posición. Poco después, Nico Terol salió vencedor de dicho duelo y, rodando en ritmos incluso superiores a los de Espargaró, no sólo comenzó a poner tierra de por medio, sino que pronto dio caza e incluso adelantó a Pol y comenzó a abrir un pequeño hueco respecto del anterior líder de carrera. Por detrás, mucha pelea y múltiples adelantamientos. 125 cc en estado puro. Por delante, Terol en cabeza y Espargaró a una prudente distancia del mismo. Las gotas, que ya habían comenzado a caer, aumentan su presencia y amenazan con interrumpir la carrera. Pol se da cuenta de que el tiempo se le acaba y comienza a apretar al mismo tiempo que Nico es incapaz de incrementar el ritmo. A falta de ocho vueltas, Terol pasa primero por línea de meta. Espargaró está más y más cerca y la lluvia comienza a caer más y más intensamente. Ya se ha corrido más de dos tercios de la carrera y, si se interrumpe, la clasificación final coincidirá con el orden en que los pilotos hayan atravesado la línea de meta en la última vuelta. Pol lo sabe y se la juega poco antes de volver a cruzar la meta en un escalofriante adelantamiento que le otorga la primera posición. Instantes después, los comisarios sacan la bandera roja y detienen la carrera. Lástima que el esfuerzo y la brillantez de la última vuelta no le sirvieran al pequeño de los Espargaró para obtener la victoria, ya que se tienen en cuenta las posiciones en la última vuelta completa de todos los pilotos (en este caso, la vuelta anterior al adelantamiento de Pol a Nico). En definitiva, Terol logra la victoria por primera vez en su carrera deportiva, Espargaró iguala el segundo puesto obtenido en Montmeló y Bradl sube al tercer escalón del podio. Sorprendente también la sexta posición de Marc Márquez, que con sólo quince años ya da muestras de su extraordinaria calidad y que, al igual que Pol, fue uno de los claros damnificados por la lluvia. Y es que en un par de vueltas más podía haberse situado tercero sin ningún problema.

¿Despúes? El diluvio universal se apodera del circuito y la carrera de 250 cc se pospone hasta las diez de la noche, hora española.

A continuación, empieza MotoGp. Hayden realiza una salida fulgurante y enseguida se pone al frente de la carrera rodando a un ritmo increíble y demostrando que se está corriendo en su territorio. Rossi, tras un discreto inicio, comienza a recortar terreno y pronto se coloca segundo. La lluvia empieza a caer mientras Nicky comienza a perder terreno y Pedrosa, con sus recién estrenados Bridgestones, confirma su condición de gato alérgico al agua. Rossi adelanta a Hayden y, tras colocarse primero, sigue apretando como si los 75 puntos de ventaja que tiene sobre Stoner en la clasificación general no le resultaran suficientes. Por detrás, Lorenzo deja atrás a Stoner y Dovizioso y comienza a acercarse peligrosamente a Hayden. La lluvia, acompañada de un fuerte viento, comienza a arreciar mientras Valentino sigue a lo suyo y Lorenzo lucha denodadamente por el segundo puesto. Las condiciones climatólogicas comienzan a pone en peligro la seguridad de los pilotos y dirección de carrera decide supenderla la misma. Tras más de diez minutos de total y absoluta confusión, en los que nadie sabe si se va a continuar o no con la carrera, se decide dar por buena la clasificación de la última vuelta y, lo que es peor, suspender la carrera de 250 cc. Una pena para Lorenzo, que podía haber adelantado a Hayden y una putada para los espectadores, que nos quedamos sin saber en qué habría acabado el pique entre Barberá y Simoncelli.

Rossi sonríe, una vez más, en lo alto del podio y el motociclismo se beneficia de ello.

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