martes, 21 de diciembre de 2010

El eco. El eco. El eco.

Tu reflejo en el espejo. El eco. El eco. El eco. La simetría de un día que no tiene guía. Tu voz rebotando en las cuatro paredes de mi cuarto. Tu imagen flotando en un mar de azogue. Cuadros sin pintar que pueblan la pinacoteca de las historias que nadie se ha atrevido a inventar. Los libros que morirán sin rechistar. El miedo al qué dirán. El final del principio. El ya no puedo más. Los gritos. El silencio. El eco. El eco. El eco. Tu reflejo en el espejo. La simetría del día en que fallecieron todas mis utopías. Tu voz en mi cabeza, mi cabeza en tus manos, el hacha que secciona mi cuello y rasga mis cuerdas vocales. El silencio. El silencio. El silencio, roto por el eco de lo que nunca osamos pensar. Tu reflejo en el espejo. El eco. El eco. El eco. La simetría del día en que todo valía. Mi voz fallecida en la letrina. Tu reflejo en el espejo. Mi mano en tu costado. Adán y Eva se dan la mano. Ya se han inventado todos los pecados. El eco. El eco. El eco, volando a lomos del viento. La simetría de tu boca sobre la mía. El eco. El eco. El eco. La nada.

2 comentarios:

María Se Ríe dijo...

Creo que tus historias disfrazadas de poemas o justo lo contrario, son cada vez mejores. Besitos

moonriver dijo...

Muchísimas gracias guapa. ;)
PD: Mi padre una vez calificó lo que yo escribía como prosa poética. Creo que es una definición bastante acertada, aunque historias disfrazadas de poemas o poemas disfrazados de historias también me gusta mucho.