martes, 15 de septiembre de 2009

Un poco de baloncesto

Hubo una época, no muy lejana, en la que ver a la Selección española de baloncesto era una auténtica gozada y no sólo porque jugaran como los ángeles, sino porque eran un grupo de amigos que lo pasaban igual de bien en la cancha que fuera de ella. Se trataba de un grupo de chavales que disfrutaban jugando al baloncesto, que sabían a lo que jugaban y que iban a por el oro cuando nadie creía que pudieran conseguirlo. Hace poco alguien me comentó que, antes de empezar el Mundial de Japón, Pepu reunió a sus chicos y les dijo que lo único que les pedía era que se divirtieran jugando, porque lo de ganar o perder muchas veces no depende de uno mismo, sino de otros muchos factores. No sé si la anécdota es verídica, pero nuestros internacionales se lo pasaron pipa. Y ganamos a Grecia sin Pau. Y Pau saltó a la pata coja con el resto de sus compañeros. Y a los españoles, por primera vez, parecía que el baloncesto les gustaba más que el fútbol.

Y llegó el Europeo de Madrid. No fue un buen campeonato. Surgieron las dudas. Los jugadores no estaban a su mejor nivel y nadie se lo pasó tan bien como en Japón. Algunos dicen que nos perjudicó jugar en casa y ser campeones del mundo, con toda la presión mediática que ello conlleva. Y, aún así, llegamos a la final. Y Pepu cometió su primer y único error: dejar que el Pau más fallón de los últimos años se jugara el tiro decisivo. Y, sin embargo, todos los jugadores lo arroparon y no hubo culpables quemados en la hoguera de la opinión pública.

Luego llegaron las mentiras. El "echo a Pepu porque ha fichado por Unicaja y contrato a Aíto porque la Selección necesita un entrenador que esté comprometido con el equipo nacional a largo plazo". Y no voy a empezar a criticar a Aíto, porque creo que es un gran entrenador, por mucho que odie su juego sucio, pero tiene gracia que nadie dijera nada cuando se anunció su fichaje por Unicaja. Y sí, nos trajimos la plata después de otro campeonato deslucido en el que el equipo sólo se motivó al llegar a la final. Y vaya final. Vimos el oro muy de cerca y por eso no entendí por qué todo el mundo estaba tan contento con el segundo puesto. Como tampoco entendí por qué la gente se calló cuando, después de meses deshojando la margarita y de decir que el cargo de seleccionador nacional no es compatible con el de entrenador de la ACB, mi querido José Luis Sáez contrató a Scariolo, primer seleccionador no español y que, encima, entrena en Rusia. Y todavía hay quien cree que a Pepu lo echaron por falta de compromiso...

Y, ahora, ver un partido de la Selección es una auténtica tortura. Los jugadores no saben a qué juegan, Scariolo parece que tiene un don para poner en pista a los cinco jugadores que peor combinan entre sí, ni los bases ni el italiano saben leer los partidos y, a estas alturas, ya ni me importan los rivales a los que nos enfrentamos, porque nosotros somos nuestro gran enemigo. Eso sin tener en cuenta que ya no estamos ante un equipo de amigos, sino ante un grupo de jugadores cabreados con Scariolo que se tiran al cuello de su compañero de habitación en cuanto éste falla la canasta decisiva de un partido que teníamos que haber ganado antes de llegar al último minuto. Y es que lo de Marc tiene delito. En primer lugar, porque, aunque no le faltara razón, eso se habla en el vestuario y no ante las cámaras de La Sexta. En segundo lugar, porque referirte a tu compañero de habitación como "el chico nuevo" no deja de ser una falta de respeto. Y, en tercer lugar, porque parece haberse olvidado muy rápido de la canasta que Pau falló en la final de Madrid. Todo eso sin tener en cuenta que Marc tampoco está haciendo un buen campeonato, que él nunca tendría los cojones de jugarse una canasta tan decisiva y que para mí que a Llull le hicieron una falta como la copa de un pino (y ya puestos a despotricar, ¿por qué no hacerlo contra los árbitros?).

Claro que lo de Lituania ya me puso de mala leche. Si te estás jugando el todo o nada hazlo con tus mejores jugadores y déjate de rotaciones y experimentos alquímicos. Vale que Garbajosa hizo un partidazo, pero ¿por qué no salió Felipe de titular? Que sí, que a Felipe a veces se le cruzan los cables y te la lía, pero la mayor parte del tiempo rebotea, pasa, anota, corre y lucha hasta la muerte, incluso cuando ya está todo perdido, como con Serbia. Por otro lado, aunque todavía no llegue ni a la suela de las zapatillas de Calderón, actualmente el único base en condiciones es Ricky, que tiene 18 años, así que, digo yo, que podrá aguantar sin muchos descansos, lo que nos ahorraría a los espectadores el ardor de estómago que produce ver la inoperancia del equipo con Cabezas o Raúl al frente. Y ya lo de Claver es para tirarse de los pelos. Que Scariolo prefiera poner a Navarro de 3 me parece aceptable, pero que saque a Mumbrú antes que a Claver ya sí que no lo entiendo. Víctor hace un muy buen Pre-europeo, juega pocos y malos minutos ante Serbia porque le pueden los nervios de su debut en competición oficial, hace un partidazo ante Gran Bretaña y no juega ni un minuto ni ante Eslovenia, ni ante Turquía y con Lituania sale a falta de dos minutos y casi como un favor personal de Scariolo. Acojonante.

En fin, que si queremos, no ya ganar el oro, sino pasar a cuartos, los jugadores deberían pasar de Scariolo y jugar a su bola. Que mañana sólo nos pueden salvar Rudy, Navarro, Pau y Felipe o todos los jugadores si vuelven a hacer piña y a jugar como un equipo. Que Calderón, en vez de ir a las charlas de Scariolo debería darlas él. Y que Sáez, si tuviera un mínimo de vergüenza, debería dimitir y no porque no ganemos el oro, sino por la sarta de mentiras que cuenta cada día.

En cualquier caso, hay que bailar hasta que termine la función.

1 comentario:

anselmo dijo...

Yo antes seguía y disfrutaba el baloncesto. Pero eran otros tiempos más sencillos y con menos intereses creados