domingo, 3 de junio de 2012

Heridas (V)

Rosa se viste de rojo para camuflar su herida más mortal, ésa que nunca deja de sangrar, la que le dolerá hasta el final. Se le abrió sin darse cuenta y ahora no la sabe cerrar. Busca un buen sastre que la sepa cauterizar con una aguja al rojo vivo sin enhebrar o con una cremallera en tortuoso zig-zag. Pero ya no quedan valientes que maten siete de un golpe. Ni gigantes, ni moscas. Mucho menos fantasmas, que ésos ya están muertos, aunque se nos aparezcan en sueños.

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