martes, 12 de marzo de 2013

Marzo (II)

No quería romperte, pero dejé que te deslizaras hasta el suelo y te pulverizaste sobre el asfalto. Era tan hermoso ver cómo te escurrías entre mis dedos que no me paré a pensar en las consecuencias de mi inacción. Traté de encajar tus piezas, pero nunca tuve paciencia para armar un puzle. Abandoné tus pedazos sin denunciar tu desaparición, fingiendo que nunca habías existido. Habría sido fácil si tu fantasma no hubiera llamado a mi puerta de madrugada. Tu propósito de año nuevo era vengar tu muerte. El mío era volver a verte. Ambos cumplimos nuestro objetivo. El viento de marzo ya no parece tan frío.

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