martes, 26 de febrero de 2008

Leones por corderos


He escuchado algunas críticas que afirman que no se puede decir más en menos tiempo. Me gustaría estar de acuerdo, más que nada porque soy fan del Robert Redford director, pero a lo largo de la escasa hora y media que dura la película no me abandonó la sensación de que es más lo que calla que lo que dice. Sí, las críticas a la sociedad norteamericana, a los políticos y a la humanidad en su conjunto son bastante evidentes; pero, para mi gusto, demasiado contenidas. Seguramente será una apreciación subjetiva que nadie compartirá, pero yo esperaba más, aunque no sepa decir exactamente qué es lo que le falta.
Tres historias para contar una misma historia. Cinco puntos de vista diferentes sobre una misma realidad y, aún así, cuando acaba la película resulta prácticamente imposible resolver la problemática planteada. El sinsetido del mundo actual se apodera del espectador y únicamente el escepticismo inicial de un estudiante universitario ofrece algo de cordura. Un mundo que hay que cambiar, pero que resulta imposible modificar. Verdades incómodas expuestas por un profesor universitario que intenta convencerse a sí mismo de que todavía es posible hacer algo. Dos jóvenes soldados con firmes convicciones capaces de dar la vida por algo que no merece la pena. Un cínico político que, como todos los políticos, intenta manipular la opinión pública a través de la prensa. Una periodista con principios que no está dispuesta a ser embaucada por segunda vez.
Y aún así sigo pensando que este tipo de películas no sirven para nada, puesto que es lo que callan lo único que deberían gritar.