domingo, 11 de mayo de 2008

Divagación

Hoy me apetece escribir, pero no sé sobre qué. Es algo jodido, la verdad. Sabes que tienes algo dentro, algo que intenta salir, algo que necesitas soltar, pero no sabes de qué se trata. Es como cuando sales de viaje y tienes la sensación de que te has dejado algo en casa; pero, por más que piensas en ello, no consigues recordar de qué se trata. Así que sales de casa y te vas y, en el momento más inoportuno, cuando ya estás demasiado lejos para volver, de repente, te acuerdas. Y encima, la mayoría de las veces, se trata de algo importante.
Pensaba que si empezaba a escribir, la cosa saldría sola, pero no es así. Sé que lo tengo en la punta de la lengua, en la yema de mis dedos, sólo tengo que teclear un poquito más y dejarme llevar.
En realidad sé que quiero hablar de las relaciones de pareja, pero no sé muy bien qué es lo que quiero decir.
No tengo novio, nunca lo he tenido. La gente dice que soy demasiado exigente. Puede que tengan razón. O quizá sólo sea un inconformista. Mis amigos han intentado emparejarme con un montón de tíos y, sorprendentemente, nunca han acertado. Mi hermana nunca ha intentado emparejarme, pero al menos ella sabe la clase de tío que yo necesito, lo que pasa es que no conoce a ninguno que reúna los requisitos. Aún así ir con ella por la calle es muy divertido. Enseguida se da cuenta de cuándo un chico me atrae. Dice que se me nota en la forma de mirarlo; pero no se me debe notar tanto cuando sólo ella lo detecta.
Durante mucho tiempo pensé que el problema es que los chicos que me atraen físicamente suelen ser unos cabrones y, claro, como para llevar cuernos ya están los ciervos, siempre he pasado de salir con alguno de ellos. Y sí, ése sería el problema si los chicos que me atrajeran intelectualmente no me atrayeran físicamente. Pero no es el caso. Tengo muy buenos amigos pertenecientes a ese siempre fascinante género masculino, pero aunque ellos tuvieran el físico de cualquiera de los tíos que me atraen tampoco saldría con ellos. Creo que no me estoy explicando.
Una vez tuve una interesante conversación con unos amigos. El tema de debate era ¿si una persona no te atrae físicamente a primera vista es posible que te atraiga una vez que la conoces, si te gusta su personalidad? Una amiga mía decía que era necesaria una cierta atracción sexual desde el primer momento, mientras que un amigo mío defendía que la atracción sexual podía llegar una vez que conocieras a la persona y te gustara su forma de ser. En aquel momento yo estaba con mi amiga. Hoy por hoy no sabría qué responder. Y es que, como diría mi padre, me falta experiencia para contestar a esta gran cuestión.

1 comentario:

Laura dijo...

Vaya, me siento identificada contigo. Tampoco he tenido novio y me atraen irremediablemente los cabrones. Respecto a la pregunta del debate, pienso que la atracción a primera vista es importante, pero también puede suceder lo que opinaba tu amigo. Supongo que dependerá de la persona y las circunstancias. Creo que no te he ayudado mucho.