lunes, 23 de noviembre de 2009

Bucles

Ya no hurgas en mis tripas con los dedos de tus palabras insidiosas, pero me escuecen los ojos por el humo de tus ideas peregrinas.

Distintos lugares y diferentes momentos que alejan lo que debería estar pegado.

Se apaga la llama de lo que pudo ser y se enciende la hoguera de lo que no será.

Sé que no regresarás a tiempo de desmontar la teoría magistral del científico ancestral y yo me pierdo en hipótesis que la Inquisición no tardaría en aniquilar.

Comienza a ser difícil respirar fuera del agua, así que me sumerjo en las profundidades superficiales del primer charco de lluvia que me encuentro tirado en la calle asfaltada de lágrimas de cocodrilo.

Me faltan comas y me sobran puntos suspensivos para representar el colapso mental.

Play, replay.

Llamar, rellamar.

Fresco.

Refrescar, refrescar, refrescar.

Me gustan las historias en bucle y los círculos sin principio ni final, pero también me atraen los quiebros futbolísticos de un nuevo Zidane.

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