sábado, 8 de mayo de 2010

Como decíamos ayer

Hoy tengo ganas de morirme en tus brazos y perecer en tus labios. Hoy me matan tus miradas por la espalda y me asesinan tus palabras filosóficas. Hoy corro para no chocar contigo, para no pillarme los dedos, para no quemarme la piel. Hoy me vibran las entrañas y me tiembla la voz. Hoy llora el cielo y se ahoga mi orgullo. Hoy no sé nada, pero lo descubro todo. Hoy me quedo sin saber si me quisiste sin querer. Hoy es casi mañana y mañana será un reflejo de hoy, una repetición del pasado, una copia de nuestras vidas anteriores, un calco perfecto de lo que ya dijimos y de lo que decidimos hacer y no hacer, gritar y callar, ver e ignorar. Hoy se acaba y no me muero. Hoy se extingue y no perezco. Hoy me quedo con las ganas de que todo cambie. Mañana sé que todo cambiará, aunque todo parezca que sigue igual.

2 comentarios:

María Se Ríe dijo...

Me ha gustado mucho este texto, especialmente lo que dices sobre quemarse la piel y ahogarse en el orgullo.

Un placer leerte, como siempre.

moonriver dijo...

Muchas gracias, María. Con comentarios así da gusto escribir. ;)