martes, 14 de septiembre de 2010

Ampollas

No nos entendemos, no me entiendes y no te entiendo. Nos equivocamos, te equivocaste y me equivoqué. No deberíamos estar aquí, sino allí, pero ningún tren para en la estación desierta de lo que ya no se puede cambiar. Abandonamos las maletas en el andén y comenzamos nuestro largo viaje a pie. Nos sangrarán las ampollas de los pies que nos provocará la aridez de nuestro camino, mal elegido, pero siempre decidido, obstruido por todos nuestros desatinos.

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