jueves, 2 de septiembre de 2010

La noche y el día

Hueles a humo y alcohol, a sábado de madrugada, a excusas mal inventadas y mentiras no disimuladas. Yo huelo a vapor de agua y té con leche, a mañana recién comenzada, a obviedades no escuchadas y verdades silenciadas. Nos olisqueamos fugazmente al cruzarnos por el pasillo de nuestro piso inabarcable y fingimos que no olemos la esencia de lo que nos separa y el aroma de lo que nos ata. Yo salgo a enfrentarme al mundo y tú te acuestas para olvidar tu última derrota. Líneas tangentes que deberían ser paralelas, órganos olfativos que deberían atrofiarse, labios que se cierran y se niegan a saborearse, manos que tocan otras manos mientras añoran los dedos a los que pertenecen, listas de cosas que se quieren decir y que se olvidan en el cajón de las palabras que nunca serán pronunciadas. Mi vida lejos de tu cama. Tu cama lejos de mi vida. La noche y el día. La razón y la utopía.

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