miércoles, 1 de septiembre de 2010

Lentejas

Abrí la lata de lentejas, le quité el caldo y decidí que me quería morir al no encontrarte junto a mí. Buscaré en el fondo de hojalata el reflejo de tu sonrisa o el vaho de tu aliento y si no los encuentro sumergiré la cabeza en el fregadero hasta que se me laven las ideas y se me ahoguen los sentimientos amorosos y los labios perezosos. Y ahora me arrepiento de no tener una trituradora que machaque mis ganas de abrazarte y de rozarte hasta desgastarte o hasta agotarte. Y compraré más paños de cocina en los que secarme las manos inmaculadas que siempre quisieron ser manchadas con tus deseos más sucios y tus fantasías más negras.

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