viernes, 24 de octubre de 2008

Divagando sin cesar

Saber que no vendrás, que ya nunca volverás, que no hay vuelta atrás, ni siquiera heridas que cerrar, ni enfermos que sanar.

Saber que en medio de la nada de una noche sin farolas y contando las estrellas ya extinguidas no sabré encontrar el agujero negro que absorbió una gran parte de ti.

Y si la física cuántica no es capaz de resolver la incógnita de mi existencia, tal vez deba acudir a los dados con los que una vez jugó Dios.

Y sin orden ni concierto tararearé canciones enterradas en el archivo de mi inconsciente, ignorando los motivos por los que ahora son desempolvadas.

Y si pierdo el tren de tus pensamientos, al menos me quedará el rastro del humo de la locomotora de tus palabras.

Y si hay algo que merezca la pena encontrar nunca estará señalizado en un mapa.

Todo cambia, nada permanece.

Y, aunque el eclipse no me me deje ver la luna, cuando el sol decida dejar de ocultarla, ésta brillará en todo su esplendor.

Y bailaré hasta perder el compás, puede que un pelín más allá, girando sin parar, en lo más escondido de un lugar que no puedo desvelar.

Y aunque dejes de gritar, yo no pararé de saltar.

Recoge los cojines del sofá, que me necesito sentar, puede que incluso tumbar, que ya empiezo a bostezar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay nada como dormir un poquito, así tirada en el sofá mientras cualquier cosa anima la tele en silencio.

flanaguillan dijo...

no dejes de cantar y saltar ;)

Nelo dijo...

hostiaaaa...........