martes, 10 de enero de 2012

Ardor de estómago (I)

La boca se me llenó de rabia. La ensalivé, la mastiqué y me la tragué. No supe digerirla. Me volvió el estómago del revés. Me envenenó de bilis y de ganas de devolver. Me aguanté. No vomité. Caminé con la cabeza alta y las tripas encogidas. Te busqué. No te hallé. Seguí tragándome la hiel. Y, entonces, apareció él. Le usé y luego le tiré. Mi piel ya no es tu piel. Tampoco la de él. Mi estómago ya no está vuelto del revés. La hiel se transformó en miel. Y aún así, de vez en cuando, la ira me vuelve a retorcer desde la cabeza hasta los pies.

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