miércoles, 4 de enero de 2012

El ascensor

Anoche tuve una visión de ti y de mí encerrados en un ascensor. Tú y yo, solos los dos, cada uno pertrechado en un rincón, tratando de contener la respiración para no traslucir ninguna emoción, boxeadora y boxeador sin guantes ni protección Se detendrá el tiempo en el momento en el que uno de los dos lance el primer gancho de izquierdas. Combate huracanado de cuerpos incendiados. Lucha sin tregua hasta morder la tierra. Se rasgarán las poleas del ascensor, precipitándonos hacia el dolor de una caída libre sin frenos ni amortiguador. No habrá salvación. Y aplastados en el fondo se confundirán tus huesos con mis huesos, mi sangre con tu sangre, tus dientes con mis dientes, tu carne con mi carne.

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