miércoles, 15 de febrero de 2012

Desiertos (I)

Busco la canción adecuada, pero no la encuentro. El desierto del destierro me seca la boca y cuartea mi lengua. Se me desgarra la voz. Pienso en Nat King Cole. Ciega asociación. El ruido del motor enmascara la taquicardia de mi destartalado corazón. Es cierto, nunca tendremos ni tuvimos ninguna canción, sólo un par de serenatas mal entonadas bajo mi balcón. Todo producto del alcohol. Un espejismo, una ilusión, que se derritió al salir el sol. Un adiós sin compasión. Mil reproches y ninguna explicación. Una firme promesa de dolor. Una punzada en el esternón. Muerte sin consolación.

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