viernes, 24 de febrero de 2012

Galileo Galilei no inventó ninguna ley

He empezado muchas cosas, pero no he terminado ninguna, nunca me he atrevido a llegar hasta el final por miedo a descubrir la más triste realidad, que los humanistas estaban radicalmente equivocados, que no es redonda la tierra, sino plana y que aquél que alcanza el fin del mundo cae en el más infinito precipicio que existir pueda. Por supuesto, nadie ha sobrevivido para contarlo, pero yo sé que es así. Quien cree haber dado la vuelta al globo no es consciente de que en algún momento del viaje ha girado sobre sí mismo, deshaciendo el camino andado, volviendo al lugar de partida. Sé que yo no sería capaz de girar, que la línea recta se apoderaría de mí y me precipitaría en la nada, como a tantos otros aspirantes a descubridores de otros mundos, de otras dimensiones. Todos ellos yacen sumergidos en la negrura más espectral. No quiero unirme a ellos, no quiero oír sus voces clamando que mereció la pena verificar la verdad. Yo sé la verdad. No la necesito comprobar. Hay un principio y un final. No hay esfera que circundar. Nunca jamás regresarás. Esta herida no se cerrará. Tarde o temprano tendré que saltar. Al abismo. A la nada. Y, luego, Dios dirá.

2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

La realidad está sobrevalorada. Como tantas otras cosas.

Genial entrada. Me ha recordado la pregunta que se hacía Aldous Huxley: "¿Cómo sabes si la Tierra no es más que el infierno de otro planeta?".

moonriver dijo...

El problema no es que la realidad esté sobrevalorada, sino que aceptamos por real cosas que no sabemos si son reales.

Y gran pregunta la de Huxley. Justo tengo empezado un libro de ensayos suyo. Genial, en cualquier caso.