jueves, 2 de febrero de 2012

Tu tripa

Tu tripa está helada, como la brisa de primera hora de la mañana. Tu ombligo es un túnel abierto hasta el centro de tu estómago. Hace frío, pero me adentro en él. Se me entumecen las manos sin guantes. Se me congela la sangre en las venas. Avanzo, a duras penas. Fallezco junto a tu cardias a punto de abrirse para recibir las dos copas de vino que degustas junto a ella. Será la última vez que te produzca acidez. En cuanto digieras mi cadáver, mi recuerdo se escurrirá por el retrete junto a las demás toneladas de mierda que custodias en tu intestino grueso.

2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

Mejor digerir que ser digerido. Casi siempre.

moonriver dijo...

A veces, la única manera de digerir a alguien es que ese alguien te digiera antes a ti.