domingo, 9 de noviembre de 2008

La metáfora perfecta

Buscando la metáfora perfecta me tropiezo con el crisol de tu mirada.

Avanzo lentamente hacia ti intentando asegurar todos y cada uno de mis pasos y, sin darme cuenta, me hundo poco a poco en las arenas movedizas de tus silencios y en la ciénaga de tus mentiras.

A cada movimiento que realizo me hundo un poco más.

Intento asirme a alguna de las ramas que diviso en la orilla, pero no resultan lo suficientemente firmes como para sacarme del pantano de tus secretos.

Y mientras mis fuerzas se agotan intentando liberarse del peso de tus brazos, me empeño en olvidar la seca humedad de tus labios.

Y agotada por la guerra de nuestros egos acabo firmando el armisticio de tus caricias.

Y trato de no dejarme encantar por los vendavales que susurras en mis oídos.

Y mareada por los efluvios de tu aliento en mi cuello respiro hondo y termino de sumergirme en el profundo pozo de tu corazón.

No hay comentarios: