martes, 23 de marzo de 2010

Mud on your face

Algún día veré tu derrota, tu cara aplastada en el fango, al son de mi canción favorita de Queen. Mi carcajada se oirá a mil estadios de distancia y el tacón de mi bota aplastará tu ego y tu orgullo, tu autoestima y tu superioridad. El excelso y supremo momento durará sólo un instante y, luego, te levantarás y no tardarás en volver a subirte al pedestal en el que todos te decidieron colocar. Pero yo recordaré el estruendo de tu caída y el sonido de tus huesos al estrellarse contra el suelo y, aunque sé que es probable que la debacle no se repita jamás, seguiré riéndome al pensar que ahora sabes que se te puede ganar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Odiar a alguien con todas tus fuerzas es una derrota.

moonriver dijo...

¿Por qué?

Anónimo dijo...

“..Sólo unos pocos, los más listos, son felices con la idea de permanecer de forma indeleble y eterna en la mente ofuscada de una sola persona. Poco les importa desaparecer cuando dicho sujeto fallezca. Saben perfectamente que sólo se vive con plenitud en el cerebro de los que nos rodean. Sólo las neuronas de los que nos perciben son capaces de otorgarnos entidad..”

Y para mí, el Olvido es a la muerte lo que el Odio es a la derrota. La derrota de la Esperanza, la Ilusión, el Amor y todas las cosas buenas. Pero esta moneda, como todas, tiene dos caras. Lo que es derrota es a la vez victoria. Victoria de la Ira, el Desprecio, el Desconsuelo, el Resentimiento y la Venganza.

Como a mi me gusta posicionarme en el lado bueno de las cosas, para mi un odio profundo como el que expresas sería una derrota en toda regla. No sé si esto es cuestión de teorías personales o de esencia, pero como tú bien dices posiblemente esta opinión no le sirva a nadie más que a mí mismo. Y posiblemente tampoco me ayude demasiado en esta vida.

moonriver dijo...

Supongo que es otra forma de verlo.

En cualquier caso, nunca he experimentado odios duraderos, sino tan sólo puntuales; así que imagino que sólo he sufrido derrotas momentáneas. ;)

PD: Hace unos días me di cuenta de que la idea de "Cementerio" debí sacarla sin darme cuenta de "La ley del amor" de Laura Esquivel. Lo digo para dejar constancia fehaciente y pública, casi notarial, de mi inconsciente plagio.