lunes, 21 de noviembre de 2011

Incandescente

Esta vez nos saltaremos todas las reglas. No leeremos su guión, no cantaremos su canción, no recitaremos con emoción sus versos escritos con fruición. Traspasaremos el margen del papel cuadriculado y, esquinados en la orilla del río de los audaces, contemplaremos cómo se ahogan los más cobardes. Nadaremos contracorriente. Nos sumergiremos en el agua más ardiente. Enfriaremos los ánimos más calientes. Inventaremos un nuevo motivo para hincarnos el diente. Es un tema recurrente. Tus labios y mis labios como los decisores más sabios. Desgraciadamente, mi boca y tu boca ya no se tocan. Seguimos las decisiones adoptadas por las mentes más preclaras, pero esta noche sólo quiero que arda Troya. Esta noche, contemplaré junto a Nerón la destrucción de Roma. Canta la lira los poemas menos épicos y yo sólo quiero escribir los versos más utópicos, las cartas más alérgicas, las novelas más enérgicas. Mírame a los ojos y dime que es verdad, que este momento no es algo que se pueda imaginar.

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