miércoles, 2 de noviembre de 2011

Nico

Tres semáforos en rojo impidieron que Nico llegara a tiempo. Tres semáforos en rojo le detuvieron innecesariamente durante más tiempo del previamente calculado. Tres semáforos en rojo tiraron por tierra sus más vanas esperanzas de obtener lo que llevaba media vida ansiando. Cuando finalmente alcanzó la meta, ella había volado. Puntualidad británica, le había advertido desde el principio y cumplió su amenaza sin temblarle el pulso. En mitad de la Plaza Mayor, Nico se siente más pequeño que nunca, pero sabe que es un gran imbécil. Nunca debió apurar tanto. Tendría que haber llegado cuatro horas antes para evitar que su destino quedara a merced de la arbitrariedad de tres semáforos advenedizos, pero ya es demasiado tarde para abrazarse al arrepentimiento. Quizá pueda seguir su rastro. Al fin y al cabo, siempre tuvo buen olfato, aunque sólo fuera para los negocios.

No hay comentarios: