lunes, 21 de abril de 2008

Ana

Ana no se esperaba que Rubén le pidiera matrimonio. En realidad creía que él estaba tan aburrido de ella como ella de él. El problema es que a Ana no le gustaba complicarse la vida y siempre iba a lo fácil. Así que optó por lo sencillo y lo lógico y aceptó la proposición y cuando quiso darse cuenta ya tenían fecha para el enlace y sitio para el banquete y vestido de novia y lista de bodas. Y para entonces era demasiado tarde para decir la verdad o para confesarle que estaba enamorada de Miguel, aunque no lo conociera. Y Ana siguió optando por lo lógico y lo sencillo y, cuando llegó el 22 de abril, no le tembló la voz al dar el sí quiero.

1 comentario:

Caramelo dijo...

La historia de Ana es aún más trágica que la de Isobel, ese conformismo de seguir por que es lo que toca, aunque no te llegue del todo. Intentar ser racional no es siempre bueno, a la larga hay que hacerle también un poco de caso al corazón.