domingo, 13 de abril de 2008

Ese brillo en los ojos

Marcos estaba harto de pensar en Isobel. En realidad, quería dormir, pero sabía que cuando cerrara los ojos aparecería ella. Así que continuó tumbado en la cama, con los ojos bien abiertos, proyectando imágenes de su amada en la gigantesca pantalla del techo de su dormitorio.
De repente, la tonta musiquilla de su teléfono móvil le sacó de su ensimismamiento.
- ¿Qué quieres, Carlos?
- Qué voy a querer, detalles, quiero detalles, todos los detalles.
- ¿De qué estás hablando?
- Bueno, me ha dicho un pajarito que te nos has enamorado.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Quién coño te lo ha dicho?
- ¡Así que es verdad! Cuenta, cuenta.
- ¿Quién coño te lo ha dicho?
- Pues un pajarito.
- Pero si no se lo he dicho a nadie.
- Hombre, Marcos, es evidente.
- ¿Cómo que es evidente? ¿En qué se me nota?
- Pues ahora que lo dices llevas un tiempo con ese brillo en los ojos.
- ¿Qué brillo en los ojos?
- Pues el que tienen todos los enamorados. Pero basta ya de darme largas y desembucha.
- Antes dime quién te lo ha contado y cómo lo sabía.
- Álex, ¿vale? Me lo ha contado Álex. Aunque podía haberlo hecho cualquiera. Ayer fue la primera vez que acudiste a una boda con pareja. Para que un don Juan como tú haga eso es evidente que tiene que estar muy, pero que muy enamorado. Lo que no entiendo es por qué no nos habías contado nada a nadie. ¿Cómo os conocistéis? ¿Cuánto lleváis juntos?
- ¡Uf! ¡Era eso! No estoy enamorado de Isa. Es sólo una amiga.
- ¿Cómo que sólo una amiga? Venga ya Marcos, no intentes negar lo evidente.
- Que te digo que es sólo una amiga a la que le pedí que me acompañara porque estaba harto de asistir solo a las bodas de los cojones.
- Ya, y yo voy y me lo creo.
- Me importa un pito lo que te creas.
- Pero si hace un momento has admitido que estabas enamorado.
- Yo no he admitido nada.
- ¿Cómo que no? Pero si hasta me has preguntado que en qué se te notaba.
- Creía que estabas hablando de otra cosa.
- ¿De qué iba a estar hablando?
- Mira Carlos, estoy cansado y no tengo ganas de seguir discutiendo. Te llamo más tarde.
Y colgó y desconectó el móvil antes de que Carlos pudiera decir "esta boca es mía". Y volvió a tumbarse en la cama, preocupado por el brillo de los ojos de Isobel. Sólo hay algo peor que enamorarte de una chica que no está por ti y es que la chica en cuestión esté enamorada de otro. Pero, ¿quién podía ser ese otro?

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