lunes, 14 de julio de 2008

La Manga

Recorremos la carretera sin final.

Unas veces volamos y otras nos paramos.

Y, por fin, la humedad marina del atardecer nos recibe jubilosa y nos envuelve con su pegajoso abrazo.

Paseamos por la fresca noche y nos sumergimos en el batiburrillo de las tiendas costeras.

Me levanto y camino casi a tientas por el pasillo hasta llegar al salón.

Frente a mí, el Mar Menor se extiende en todo su esplendor.

Bajamos a la playa y nos sumergimos en el Mediterráneo.

Nos secamos, caminamos por la orilla y nos abrasamos.

Charlamos en la terraza mientras los grillos entonan su cántico.

Surcamos las aguas del Mar Menor a bordo de un pequeño velero.

Nos bañamos en El Barón.

Comemos el tradicional caldero.

Y, finalmente, volvemos a recorrer la infinita carretera directas a Madrid.

Mi piel sedienta, resacosa después de la borrachera de sol, ansía más y más crema; mientras mi mente sigue evocando las imágenes de un fin de semana inolvidable.

Gracias Blanqui. Gracias Elenita.

2 comentarios:

Laura dijo...

Me alegro de que lo hayas pasado tan bien. Saludos.

Anónimo dijo...

Qué mono Anita! cualquiera diría que hemos estado en mi Manga de siempre...:) pues nada, cuando quieras repetimos! eso sí, con más crema...!!